Transar. Ese es el lema. Transar los sueños juveniles con la realidad adulta y ver qué es lo que surge de la combinación. Interesante. Muy. ¿Qué tan alejados estamos del camino que ibamos a seguir cuando pensabamos en el futuro? ¿Cuanto transamos? ¿Cuanto hipotecamos? o mejor dicho ¿cuanto arrendamos? Inevitablemente empiezo a tararear a los Enanitos Verdes
...Pero como han cambiado los tiempos
todos luchan por mantener sus puestos
Hay muchos que ahora son ingenieros
pero qué pocos quedaron rockeros
Pero yo aún sigo cantando
y lo voy a seguir haciendo...
Creo que es el argumento más solido de una película chilena en el último tiempo. Narrada desde el idealismo absoluto. Fuguet crea a Gaston Fernandez (Luciano Cruz-Coke) para llamarse a sí mismo la atención por todo lo que probablemente ha tenido que ceder en la vida. Gaston es un músico. Talentoso. De esos que si lo llama Julio Iglesias para producirle un disco, por millones de pesos, le diría que ni cagando. No se vende.
Pero 15 años más tarde sigue siendo Gaston Fernandez: promesa. De esas que nunca se cumplieron. Tiene casi 40 años y no tiene nada. No tiene cuenta corriente. No tiene auto. Ni siquiera un disco. Vive del papá. Al regresar a Santiago se da cuenta que sus antiguos compañeros se vendieron al sistema, antes de que éste los aplastara. Se convirtieron en músicos comerciales o se creyeron el cuento cambiando incluso el acento. Son un asco, unos putos, de acuerdo a la mirada de la ya no tan joven promesa. Pero al menos se pueden pagar la farmacia, el departamento, ponerle minutos al celular y dejarle el vuelto a la Fundación Las Rosas.
Se Arrienda es un notable título. No se vende. Se Arrienda. Estoy dispuesto a transar, pero no tanto. Soy puto, pero sólo por mientras. Se Arrienda me hizo pensar que en la adolecencia sembramos los sueños y fantasias que financiamos en la adultez para cosechar al final, en la vejez. Puesto de otra manera, desviamos el camino y nos "arrendamos" al sistema para finalmente hacer lo que en un principio queríamos. Algunos tienen la suerte de poder hacerlo inmediatamente. O mas temprano que tarde. Pero no es la norma. El desafío está en no olvidar qué era lo que queríamos financiar, de lo contrario pasamos inmediatamente de arrendarnos a vendernos. A perdernos para siempre.
Dicho lo anterior, tengo que aclarar que la película está lejos de ser perfecta. Aunque no aburre, le falta ritmo. A veces los dialogos salen a tropiezos, que terminan pareciendo líneas escritas en un papel. Eso es culpa de algunas pobres actuaciones, como la de Felipe Braun e Ignacia Allamand, que por más bien que se vea en pantalla, no deja de parecer más actriz que personaje. En contraparte, Cruz-Coke nuevamente está notable. Es un actor fresco. Agradable de ver en pantalla, aun cuando el personaje resulta insoportablemente pretencioso a ratos. Francisca Lewin me sorprendió; su caracterización me resultó sospechosamente similar a la de Natalie Portman en Garden State, lo que no necesariamente es algo malo. El resto del elenco se ve debil. Incluso Vicuña.
La resolución del conflicto a través de la revelación de que se-podría-estar-mucho-peor me parece tan básica y simple que me recordó del viejo cuento cebollero del tipo que lloraba porque no tenia zapatos hasta que vio a otro que lloraba porque no tenía pies. Está bien el tema de poner las cosas en perspectivas, pero dudo que la historia de un completo desconocido te ayude a encarrilar tu vida luego de 20 años, sobre todo cuando esa historia no parece ser tan impactante ni reveladora.
En resumen, creo que el tema superó a la película. Me hubiese gustado ver más, escarbar con mayor profundidad en los personajes y sus disonancias. Por otro lado me pareció demasiado extremo el personaje principal, por lo que no me resultó fácil conectarme ni identificarme, a pesar de sentir el mismo conflicto. Aun así, la peli me gustó. Me gustó porque me hizo cuestionar cuanto he transado en mi vida. Me gustó porque Cruz-Coke está muy bien. Me gustó escuchar a alguien que odió la canción del NO y que cree que Los Prisioneros son una mierda. Me gustó ver a Ariel Levy haciendo de Nicolas Lopez. Me gustó ver una revista de Cuarto Oscuro en Las Hormigas Asesinas. Sí, me gustó. Lo que no me gustó nada y por lo que exijo una explicación es que el DVD no haya sido Widescreen.
La mejor escena de toda la película es cuando Gastón se acerca a la barra abierta del cumpleaños de uno de los amigos que
transó y le pregunta al barman ¿cuanto cuesta? a lo que éste reponde "nada"... Cruz-Coke cierra formidablemente con:
- "eso es lo que vo crei weon"