Disturbia - review
Muchos podrán decir que es una nueva version del clásico de Hitchcock Rear Window (La Ventana Indiscreta); de hecho el guion se escribió en 1990, pero el estudio que se lo adjudicó declinó la producción al escuchar sobre la producción de un remake protagonizado por un tetraplégico Christopher Reeve. Y bueno, de hecho se le parece mucho: un joven, bajo arresto domiciliario, se convence de que su vecino es un asesino en serie. Pero está tan bien dirigida y protagonizada que luego de unos minutos las similitudes se hacen irrelevantes. Hasta el final, cuando el duelo mental, la paranoia, se hacen evidentes y termina pareciéndose más a un Martes 13, cambiando violentamente de género.
Sin embargo, por recurrente que sea, la premisa escencial es atractiva: como una persona, atrapada en su casa, puede llenar el vacío de su existencia a través de experienciar voyeríticamente la vida de otros. Y es ahí donde el chico taquilla, Shia LaBeouf (presente en casi todos los blockbusters del último tiempo, incluido Indiana Jones IV), cumple un rol fundamental, con lineas graciosas y a la vez dignas de Hitchcock.
Todo parte en un comercial de Coca Cola, en el que Kale (LaBeouf) va de pesca con su padre para terminar en uno de los más viscerales y mejor filmados accidentes de auto, que convierten al primogénito en un alma en pena por la perdida de su padre, aun un año después del choque... dejándolo bajo arresto domiciliario por atacar a un profesor (que se lo tenía bien merecido). Asi que desde ahi, una tremenda casa en los suburbios, se transforma en un voyerista profesional: primero de su tremenda vecina (no por lo alta, precisamente), Sarah Roemer, luego, del tétrico David Morse que interpreta al creepy vecino Mr. Turner.
Como dice el tagline de la cinta, todo asesino tiene un vecino, asi que nos metemos en el juego de buscar a un potencial Ted Bundy en el patio del lado, solo por el hecho de que posee el mismo auto que se había descrito en los reportes policiales.
Lamentablemente para la cinta, no hay demasiada ambiguedad en la culpabilidad o inocencia de Morse, ya que su aproximación al papel (por muy Method Actor que sea) nos deja claro desde el inicio que su personaje anda por malos pasos, convirtiendo a la peli en una batalla de ingenio entre Turner y Kale, más que en una duda sobre la eventual paranoia creada por estar encerrado 3 meses en la misma pieza sin iTunes ni X-Box.
Sin embargo, la tensión se siente. Particularmente una escena que reune telefonos celulares y camaras de video hace comerse las uñas a cualquiera, sobre todo a los fanaticos de YouTube. Buena peli.