The Artist
El Artista es la otra cara de la moneda de El Arbol de la Vida. Su doble opuesto. Ambas se sustentan en lo que los gringos llaman "the coming of age" o la pérdida de la inocencia, solo que ésta -a diferencia de la de Malick- lo hace desde la inocencia misma, desde el que se quedó atrás. Y ese es su mayor mérito, se siente inocente, se respira inocencia. El humor es un humor tierno, como el de Chaplin, como el de Keaton, que se aleja de lo que actualmente vemos en pantalla y nos transmite una profunda nostalgia por ese pasado del que casi ninguno de nosotros fue parte, pero que nos parece mejor o -al menos- mas lindo. "Awwww... cuando Hollywood no era solo dinero", nos engañamos a nosotros mismos.
Lei a Fuguet destruirla por ser una serie de sketchs sin gracia y a otros tantos de catalogarla como una copia. Error. Que utilice los mismos códigos de las películas a las que hace referencia la convierte en un tributo. Tributo que también rindió Scorsese al cine de Georges Méliés con Hugo, sin que nadie lo basureara. Un homenaje a los padres fundadores. Un tributo bastante jugado: si alguien me viniera a ofrecer producir una película muda y en blanco y negro creo que me reiría en su cara (sobre todo porque no produzco películas ni tengo un peso para invertir en cine). Pero apostaron, la hicieron y funcionó, y es por eso que desde mi punto de vista se merece todos los premios que ha cosechado, porque lograron convertir un anticonvencionalismo en algo mainstream y al mismo tiempo under.
Quizás lo más impresionante de la película es que simplemente logra que te olvides que estás viendo una película muda y te entregas a la magia del cine a manos de increíbles interpretaciones a cargo de Jean Dujardin y Berenice Bejo. Hace tiempo que no escuchaba al publico aplaudir una cinta al momento que aparece un THE END en pantalla. Probablemente la audiencia estaba tan sorprendida como yo que les haya gustado tanto una película a la que los metieron a la fuerza a la sala por compromiso.