Babel - review

Hay una imagen, casi imperceptible, que refleja totalmente el espíruto de la película: un pequeño joven marroquí arroja una piedra a un charco y de este comienzan a surgir ondas que, como lo suelen hacer, aumentan y aumentan de tamaño. Esa es la idea detrás de la última ganadora del Globo de Oro a mejor película: cómo una acción casi inofensiva puede causar estragos en otras vidas. Algo así como El Efecto Mariposa, pero con esteroides (mas bien un efecto dominó).

Babel es la historia de cómo pequeños errores pueden tener consecuencias desastrozas y que, pese a las barreras de distancias y lenguajes, vivimos en una aldea global en la que todo está sorprendentemente conectado, pero, incluso en un mundo que se achica a pasos de gigante, nos cuesta realmente comunicarnos entre nosotros. De ahi "Babel". La verdadera magia del director mexicano está en lograr retratar temas de importancia global a través de personajes cuyos problemas "particulares" son igual de poderosos que los conflictos que desencadenan.

A diferencia de la sobrevalorada Crush, Babel juega con los estereotipos clásicos (árabe = terrorista; mexicano = chicano) pero desde el lado positivo, mostrando que en realidad estos clichés se basan en la minoría de las minorías, una visión bastante más alentadora que la retratada en la ganadora del Oscar a mejor pelicula del 2005. Si Babel se lleva el Oscar sería una especie de Yang al Ying que iniciaron con Crush. Aqui no hay villanos. Sí, hay crímenes cometidos, pero por mero accidente. Errores que toman forma de una bola de nieve descendiendo por kilometros de montaña hasta consecuencias inimaginadas (para los protagonistas, no para el espectador): la compra de un rifle por un pastor marroqui culmina con 2 niños blancos perdidos en el desierto del sur de California. Pura teoría del caos.

Se podria insinuar que esta peli sería el cierre a la trilogía en estilo y temática que comenzara con Amores Perros y siguiera con 21 Gramos. Pero eso sería asumir que la próxima cinta de Iñarritu no se centraría en varios conflictos unido por un hecho comun (amores perros: un choque; 21 Gramos: un atropello; Babel: un disparo). Sin embargo, Babel me parece la más debil de las 3, quizás por la sobreexpetativa, quizas porque es cláramente la más accesible y a la vez más simple: las discontinuidades temporales no son excesivas y existe una clara evidencia de como se conecta cada escena con la siguiente, llegando hasta ser un poco obvias algunas veces.

Lo anterior no quita que Babel sea una obra de arte, sólo que viene con la vara alta de sus predecesoras obras de arte. A ratos sentí que me encontraba frente a la mejor película del año (sensación que tuve el año pasado, a esta misma altura, con The Constant Gardener). Quizás lo sea, aunque esta vez no esté tan convencido.