Das Leben der Anderen (La Vida de los Otros) - review
Clap clap clap... al fin! Ya había pasado demasiado tiempo sin que siguiera pasmado en mi asiento hasta el final de los créditos. "Es que tu eres un snob que sólo te gustó porque es Europea" falso: soy tan agringado como el siguiente y, de hecho, aparte de las películas de Wim Wenders y El Experimento, no resctato mucho la producción alemana (Corre Lola Corre, me pareció infinitamente sobrevalorada). Asi que no, no es la procedencia ni el idioma, es el contenido y la puesta en escena.
La Vida de los Otros es una historia simple y contemplativa, donde la tensión no está dada por los hechos sino por las expresiones; todo sucede en los rostros de los protagonistas: el amor, el miedo, la angustia y la opresión nos son transmitidas en una serie de miradas que aparentemente parecieran no decir nada. Son las emociones contenidas las que convierten a la película en uno de los films más bellos, fascinantes y emotivos que se han visto en los últimos años.
Estamos en 1984 en la RDA: Republica Democrática Alemana (yeah, right!). La paranoia de la policía secreta, o Stasi, los lleva a tener informantes y poner micrófonos en casi todo Berlin en busca de anarquistas que osen desafiar el régimen comunista y, peor aun, hablar mal de ellos en occidente. Todos son sospechosos, incluso los que se burlen de Honnecker a través de chistes. Uno de sus agentes, Wiesler, es encargado de vigilar a una pareja de intelectuales: él un reconocido escritor; ella una afamada actriz. La vida de ambos, observada hasta el más mínimo detalle, irá influyendo de manera radical en el oficial, afectando a su vida y sus ideales drásticamente.
Es facil caricaturizar a un oficial de la stasi como el enemigo. Sin embargo, Wiesler no parece ser un agente robotizado ni movilizado por el odio, la sed de poder o la violencia. Wiesler es un idealista: cree que con su trabajo contribuye a construir una Alemania mejor y que sus medios de coerción y control están totalmente respaldados por este objetivo... Hasta que a través de la vida de otros comienza a encontrarse con una adormecida ausencia en su vida, y vuelve a revisar sus ideales pero esta vez por los ojos de la joven pareja y el sensible mundo del arte.
La película no es tan simplista en la transformación del oficial alemán. Nunca las cosas, los cambios de direccion, pasan por un solo motivo, este tampoco es el caso: no es un factor el que gatilla el cuestionamiento interno de Wiesler, sino que la conjunción de muchos factores lo que finalmente lo llevan a hacer lo correcto aúnque esto sea contrario a todo aquello en lo que creia: el abuso de poder de la clase gobernante, la ambición a cualquier precio de sus superiores, el aprecio por la belleza del "enemigo", una melodía de Beethoven, la silueta de la actriz, la humanidad del escritor.
Pero una película así de sútil no podría funcionar si no contara con actuaciones magistrales, como la que entrega principalmente Ulrich Mühe (Wiesler), que se luce quitándole cualquier sensacion de voyeurismo al espionaje que realiza. Particularmente esa escena en la que escucha como uno de sus vigilados interpreta una pieza de piano. Complementandose perfectamente con sus coprotagonistas, quienes componen personajes con un gran nivel de desarrollo e imperfecciones.
Definitivamente no es una película de gusto masivo, pero a pesar de que la fui a ver con un grupo grande y diverso, entre los que algunos pestañearon, otros la encontraron lenta y un par mas, larga... ninguno se atrevió a decir que fuera mala. Bien por el Oscar a mejor película extranjera, a pesar de la dura competencia con El Laberinto del Fauno, que facilmente se lo pudo haber llevado por el éxito que obtuvo en Estados Unidos.
Como lei en Rolling Stones: "Florian Henckel von Donnersmarck, su nombre es casi un trabalenguas... pero recuerdenlo".
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home